domingo, 6 de noviembre de 2016

El rincón de la tristeza



El rincón de la tristeza



No encuentro hombro donde recostar mi pena. No veo el horizonte,  un golpe de mar se lo ha llevado dejándome salitre en las entrañas. Solo escucho silencio en los atardeceres encendidos cuando las olas me hablan. Dónde estará la llave de la vida, la busco tras la nube del humo de un cigarro en las estrechas calles apagadas silenciosas de gente, la busco mirando en los espejos con los ojos nublados, la siento a veces cerca y a veces a miles de galaxias, escudriño la inmensa llanura gris de la esperanza anhelando la calma, dialogo con la noche mientras espero el alba. Se me torció el camino y no sé dónde ir. Quise volar pero no se abrían las alas. Soy sirena dormida varada en la playa. Tengo miedo a soñar con la ternura, con caricias que cuiden mis heridas abiertas, con besos dulces que nunca llegan. Se me deshace el amor entre los dedos. No quiero escribir versos que nadie lea, busco calor pero no encuentro corazones, busco el cielo en un abrazo, me gustaría gritar que me sobra el deseo. No me resisto a tomar una taza de felicidad. Quizá el destino me saque a bailar y me susurre al oído palabras de cariño. Quizá el fuego de alguna mirada apague este incendio que me quema. Quizá encuentre una mano que sujete la mía, un regazo donde descanse el alma, un recodo donde abandonar los momentos perdidos y olvidar los desamores. No quiero recorrer la vida muriendo a cada paso. Imagino amaneceres en compañía, labios que me den besos que nunca me dieron, busco una piel que me roce y me haga vibrar como nunca pensé hacerlo. Espero un ángel que venga a rescatarme. Dibujo un corazón que provoque la lluvia en el desierto.  Estoy seguro de que por una sonrisa hasta dejaría de mirar las estrellas. Solo necesito la luz que alumbre mis tinieblas. Me cabe el universo en la palabra amor. Navego en un barco sin ancla, no sé en qué puerto acabaré.  No pretendo ser cometa fugaz ni perro sin amo. No me importa estar atado a unos brazos abiertos que me quieran. Brindo por agotar hasta el último sorbo de tristeza y alzar el vuelo hasta donde la vista se pierda.

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