Qué mejor lugar que ocupar silenciosamente su pensamiento,
meterme lentamente, suavemente susurrarle al oído: ¡amor!
¡mi lindo amor de ojos verdes!, soy tu Sherezade, seré la
narradora de tus cuentos.
Tú eres mi Sultán Shahriar, te ofreceré cada noche una
historia maravillosa
que te llevará a lugares dónde jamás has llegado.
Cuando apunte el alba tendré que dejar el relato; pero no te
preocupes, mi amor.
Al llegar de nuevo la noche podrás conocer el final.
Te cantaré canciones de los dioses, conseguiré la libertad
de tu alma.
Nacerá en ti el deseo de un enamorado.
Mis labios besarán tu boca dejándote sin aliento.
Mi cuerpo será tu cuerpo, mi alma será tu alma.
Curaré tu espíritu, nunca más querrás estar con otra mujer.
Seré tu musa, la que cada noche entrará en tu lecho, en tu
cerebro y…
en tu corazón, para nunca irse.